Las expresiones de la economía solidaria han podido contribuir a satisfacer las necesidades de aquellos que están excluidos de la economía monetaria, de los planes de desarrollo gubernamentales; que regularmente operan en ámbitos distintos a los de las grandes cadenas y de las empresas transnacionales. Las múltiples formas solidarias Incluyen redes de pequeños productores; cooperativas propiedad de trabajadores y dirigidas por trabajadores; cooperativas de alimentos; prácticas de comercio justo; empleo de monedas locales, así como el trueque. En esfuerzos de mayor envergadura, han surgido los movimientos para defender y recuperar los bienes comunes, como los movimientos contra la extracción de recursos naturales vitales. A nivel internacional, ALBA (Alternativas Bolivarianas para las Américas) es un trueque entre países como Cuba y Venezuela. A nivel local, incluye CSA (agricultura apoyada por la comunidad); mercados de agricultores; ferias regionales de pequeños productores; cualquier participante en una moneda local como Ithaca Hours en Ithaca, NY, EE. UU. o el Mezquite en Dolores Hidalgo, GTO, México. El Centro para la Justicia Global apoya estos esfuerzos locales y cree que la economía solidaria puede crecer para satisfacer las necesidades de muchos miles de millones de personas en todo el mundo que están excluidas de la economía formal. La producción debe y puede organizarse para su distribución según la necesidad en lugar de según la "demanda efectiva", es decir, el dinero, y la producción debe y puede ser para la sostenibilidad ecológica y para la necesidad en lugar de la ganancia.